LOS GITANOS
1978, 50x70cm, Óleo brillante sobre lienzo

Los gitanos han acampado cerca del pueblo de Santarcangelo di Romagna. Los chicos juegan a los dados, la madre y la hija preparan el almuerzo junto a la tienda. Una imagen bucólica de otros tiempos.
Esta obra pictórica de 1978 representa una escena de vida cotidiana de un grupo de gitanos acampados en las campiñas cerca de Santarcangelo di Romagna, en una época atemporal, suspendida entre el realismo y la idealización de la vida nómada. El cuadro, de fuerte impacto narrativo, transmite un sentido de intimidad y naturalidad, evocando el encanto de una cultura errante ligada a las tradiciones y a la libertad.
Descripción detallada de la escena:
Los chicos que juegan a los dados
En el centro de la composición, dos jóvenes gitanos están absortos en un juego de dados. Uno de ellos, con un vestido blanco y una corona de hojas en la cabeza, observa con expresión atenta al compañero, que lleva una capa roja drapeada sobre el hombro. La atmósfera entre los dos chicos es densa de complicidad y concentración, enfatizando el momento de diversión e interacción típico de su realidad cotidiana.
El campamento nómada al fondo:
Más a lo lejos, se vislumbra el campamento, con una tienda modesta y dos figuras femeninas: una mujer adulta, probablemente la madre, ocupada cocinando, y una niña que la observa. Junto a la tienda, algunos animales – entre ellos un buey y unos cerditos – sugieren una vida autosuficiente, basada en recursos esenciales y contacto con la naturaleza.
El ambiente y el paisaje:
Al fondo se alza el pueblo de Santarcangelo di Romagna, con sus torres medievales y las casas asomadas a las colinas, creando un contraste entre la estabilidad del pueblo y el nomadismo de los gitanos. El camino sinuoso que conduce al pueblo parece querer conectar dos mundos distintos, el de los viajeros y el de los ciudadanos sedentarios.
Los detalles simbólicos y bucólicos:
En primer plano, junto a los chicos, se encuentran dos cestas de mimbre con pan, fruta y un ánfora, además de un plato con un solo tomate, símbolo de la simplicidad de su alimentación. Los pies descalzos de los jóvenes y el contacto directo con la tierra refuerzan la imagen de una existencia auténtica, ligada a los elementos naturales y a la libertad de movimiento.
Interpretación y significado:
El cuadro celebra la vida nómada con una mirada romántica y nostálgica, devolviendo una imagen de comunidad y de armonía con la naturaleza. La elección de retratar a los jóvenes en el juego y a las mujeres en la preparación de la comida evidencia el fuerte vínculo entre generaciones, en una cultura en la que la familia y el compartir son fundamentales. La obra, a través de la riqueza de los detalles y la cálida paleta cromática, invita al observador a sumergirse en un tiempo lejano, hecho de gestos simples pero significativos, en el que la relación entre hombre y ambiente es aún pura e incontaminada.

Los gitanos han acampado cerca del pueblo de Santarcangelo di Romagna. Los chicos juegan a los dados, la madre y la hija preparan el almuerzo junto a la tienda. Una imagen bucólica de otros tiempos.
Esta obra pictórica de 1978 representa una escena de vida cotidiana de un grupo de gitanos acampados en las campiñas cerca de Santarcangelo di Romagna, en una época atemporal, suspendida entre el realismo y la idealización de la vida nómada. El cuadro, de fuerte impacto narrativo, transmite un sentido de intimidad y naturalidad, evocando el encanto de una cultura errante ligada a las tradiciones y a la libertad.
Descripción detallada de la escena:
Los chicos que juegan a los dados
En el centro de la composición, dos jóvenes gitanos están absortos en un juego de dados. Uno de ellos, con un vestido blanco y una corona de hojas en la cabeza, observa con expresión atenta al compañero, que lleva una capa roja drapeada sobre el hombro. La atmósfera entre los dos chicos es densa de complicidad y concentración, enfatizando el momento de diversión e interacción típico de su realidad cotidiana.
El campamento nómada al fondo:
Más a lo lejos, se vislumbra el campamento, con una tienda modesta y dos figuras femeninas: una mujer adulta, probablemente la madre, ocupada cocinando, y una niña que la observa. Junto a la tienda, algunos animales – entre ellos un buey y unos cerditos – sugieren una vida autosuficiente, basada en recursos esenciales y contacto con la naturaleza.
El ambiente y el paisaje:
Al fondo se alza el pueblo de Santarcangelo di Romagna, con sus torres medievales y las casas asomadas a las colinas, creando un contraste entre la estabilidad del pueblo y el nomadismo de los gitanos. El camino sinuoso que conduce al pueblo parece querer conectar dos mundos distintos, el de los viajeros y el de los ciudadanos sedentarios.
Los detalles simbólicos y bucólicos:
En primer plano, junto a los chicos, se encuentran dos cestas de mimbre con pan, fruta y un ánfora, además de un plato con un solo tomate, símbolo de la simplicidad de su alimentación. Los pies descalzos de los jóvenes y el contacto directo con la tierra refuerzan la imagen de una existencia auténtica, ligada a los elementos naturales y a la libertad de movimiento.
Interpretación y significado:
El cuadro celebra la vida nómada con una mirada romántica y nostálgica, devolviendo una imagen de comunidad y de armonía con la naturaleza. La elección de retratar a los jóvenes en el juego y a las mujeres en la preparación de la comida evidencia el fuerte vínculo entre generaciones, en una cultura en la que la familia y el compartir son fundamentales. La obra, a través de la riqueza de los detalles y la cálida paleta cromática, invita al observador a sumergirse en un tiempo lejano, hecho de gestos simples pero significativos, en el que la relación entre hombre y ambiente es aún pura e incontaminada.