LA DESPLUMADORA

1978, 50x70cm, Témpera sobre lienzo y fijador brillante en spray

LA DESPLUMADORA

La anciana mujer que por oficio despluma pollos y aves en general nos lleva atrás en el tiempo, a cuando nuestras abuelas hacían trabajos exclusivamente a mano. Las plumas de las gallinas se conservaban después para rellenar las almohadas.

La obra “La Desplumadora”, realizada en 1978 con témpera sobre lienzo y fijador brillante en spray, es un homenaje a la tradición y al trabajo manual de antaño. La escena, impregnada de realismo e intensa expresividad, retrata a una anciana mujer ocupada en desplumar un gallo, inmersa en un ambiente doméstico simple y auténtico.

Un viaje al pasado:

El cuadro nos transporta a una época pasada, en la que cada trabajo se realizaba con las propias manos, con dedicación y paciencia. La anciana, con el rostro marcado por el tiempo y la mirada concentrada, encarna la fuerza y la sabiduría de quien ha pasado la vida dedicándose a oficios tradicionales. Su vestimenta, compuesta por una falda larga, una camisa blanca y un delantal, evoca las ropas de las mujeres de otra época, prácticas y funcionales.

Un ambiente cargado de autenticidad:

El interior de la vivienda es humilde pero rico en detalles evocadores:

  • Una ventana abierta deja filtrar la luz, iluminando la escena con delicadeza.
  • Sobre la mesa de madera sin pulir hay una jarra y un paño rojo, elementos que añaden profundidad y realismo a la composición.
  • En el suelo, las plumas esparcidas testimonian la fatiga del trabajo, mientras que una gran vasija volcada y algunas tazas crean una sensación de cotidianidad vivida.

Un símbolo de tradición y memoria:

El artista logra transmitir no solo la acción del desplume, sino también todo lo que esta representa: una cultura en la que nada se desperdiciaba, donde las plumas se conservaban para rellenar almohadas y cobijas, y donde el trabajo manual era una parte esencial de la vida.

El cuadro celebra la dignidad del trabajo, contando a través de colores intensos y pinceladas decididas una historia de resistencia, dedicación y memoria colectiva. Con “La Desplumadora”, el observador queda inmerso en un tiempo pasado, pero aún vívido en nuestra memoria.

LA DESPLUMADORA

La anciana mujer que por oficio despluma pollos y aves en general nos lleva atrás en el tiempo, a cuando nuestras abuelas hacían trabajos exclusivamente a mano. Las plumas de las gallinas se conservaban después para rellenar las almohadas.

La obra “La Desplumadora”, realizada en 1978 con témpera sobre lienzo y fijador brillante en spray, es un homenaje a la tradición y al trabajo manual de antaño. La escena, impregnada de realismo e intensa expresividad, retrata a una anciana mujer ocupada en desplumar un gallo, inmersa en un ambiente doméstico simple y auténtico.

Un viaje al pasado:

El cuadro nos transporta a una época pasada, en la que cada trabajo se realizaba con las propias manos, con dedicación y paciencia. La anciana, con el rostro marcado por el tiempo y la mirada concentrada, encarna la fuerza y la sabiduría de quien ha pasado la vida dedicándose a oficios tradicionales. Su vestimenta, compuesta por una falda larga, una camisa blanca y un delantal, evoca las ropas de las mujeres de otra época, prácticas y funcionales.

Un ambiente cargado de autenticidad:

El interior de la vivienda es humilde pero rico en detalles evocadores:

  • Una ventana abierta deja filtrar la luz, iluminando la escena con delicadeza.
  • Sobre la mesa de madera sin pulir hay una jarra y un paño rojo, elementos que añaden profundidad y realismo a la composición.
  • En el suelo, las plumas esparcidas testimonian la fatiga del trabajo, mientras que una gran vasija volcada y algunas tazas crean una sensación de cotidianidad vivida.

Un símbolo de tradición y memoria:

El artista logra transmitir no solo la acción del desplume, sino también todo lo que esta representa: una cultura en la que nada se desperdiciaba, donde las plumas se conservaban para rellenar almohadas y cobijas, y donde el trabajo manual era una parte esencial de la vida.

El cuadro celebra la dignidad del trabajo, contando a través de colores intensos y pinceladas decididas una historia de resistencia, dedicación y memoria colectiva. Con “La Desplumadora”, el observador queda inmerso en un tiempo pasado, pero aún vívido en nuestra memoria.