LAS 4 ESTACIONES
1978, 50x70cm, Témpera sobre lienzo y fijador brillante en spray

Cada personaje representa una estación diferente, las estaciones se suceden sobre el mismo paisaje. Los colores vivos y los misteriosos personajes transmiten al observador calma y reflexión.
La obra “Las 4 Estaciones”, realizada en 1978 con témpera sobre lienzo y fijador brillante en spray, es una representación poética y simbólica del ciclo de la naturaleza, en el que las estaciones se suceden armoniosamente dentro del mismo paisaje. Con un uso sabio del color y una composición equilibrada, el artista crea un efecto de continuidad visual, mostrando el cambio del tiempo a través de la metamorfosis del paisaje y la presencia de figuras alegóricas.
Un paisaje que se transforma:
La obra está dividida en cuatro secciones, cada una de las cuales representa una estación a través de variaciones cromáticas, elementos naturales y figuras humanas simbólicas:
Primavera está representada con colores delicados y tenues, árboles en flor y un personaje femenino etéreo, vestido de azul, que sopla pétalos en el viento, simbolizando el renacimiento y la ligereza de la estación.
Verano está dominado por tonos cálidos y dorados. Un hombre con un tocado ritual se arrodilla junto a las gavillas de trigo, evocando la cosecha y la fertilidad de la tierra. La luz intensa y la riqueza de los detalles realzan la abundancia típica de este período.
Otoño está representado con tonalidades rojizas y verdes más oscuros. Un joven semidesnudo, envuelto en un manto dorado, está sentado junto a un arbusto de vides cargadas de uvas, encarnando el tiempo de la vendimia y del vino, símbolo de transformación y madurez.
Invierno se caracteriza por tonos fríos, árboles desnudos y un paisaje nevado. Un hombre con un laúd, envuelto en una capa, se sienta junto a un bosque de árboles negros y casas con tejado blanco, evocando la quietud, el recogimiento y el sentido de melancolía típicos de la estación fría.
Una invitación a la reflexión:
La obra no se limita a representar las estaciones de modo estático, sino que invita al observador a contemplar el tiempo como un ciclo continuo, en el que cada fase de la vida tiene su belleza y su significado. La combinación de colores vivos y oscuros, la transición fluida entre las estaciones y la presencia de personajes misteriosos dan a la escena un aura poética, casi de cuento.
Conclusión:
“Las 4 Estaciones” es un cuadro que expresa armonía y reflexión, sugiriendo cómo el paso del tiempo forma parte de un equilibrio natural. Gracias a una técnica refinada y al uso de detalles simbólicos, la obra logra transmitir un sentido de calma y de conexión con la ciclicidad de la naturaleza, invitando al espectador a sumergirse en la belleza del cambio.

Cada personaje representa una estación diferente, las estaciones se suceden sobre el mismo paisaje. Los colores vivos y los misteriosos personajes transmiten al observador calma y reflexión.
La obra “Las 4 Estaciones”, realizada en 1978 con témpera sobre lienzo y fijador brillante en spray, es una representación poética y simbólica del ciclo de la naturaleza, en el que las estaciones se suceden armoniosamente dentro del mismo paisaje. Con un uso sabio del color y una composición equilibrada, el artista crea un efecto de continuidad visual, mostrando el cambio del tiempo a través de la metamorfosis del paisaje y la presencia de figuras alegóricas.
Un paisaje que se transforma:
La obra está dividida en cuatro secciones, cada una de las cuales representa una estación a través de variaciones cromáticas, elementos naturales y figuras humanas simbólicas:
Primavera está representada con colores delicados y tenues, árboles en flor y un personaje femenino etéreo, vestido de azul, que sopla pétalos en el viento, simbolizando el renacimiento y la ligereza de la estación.
Verano está dominado por tonos cálidos y dorados. Un hombre con un tocado ritual se arrodilla junto a las gavillas de trigo, evocando la cosecha y la fertilidad de la tierra. La luz intensa y la riqueza de los detalles realzan la abundancia típica de este período.
Otoño está representado con tonalidades rojizas y verdes más oscuros. Un joven semidesnudo, envuelto en un manto dorado, está sentado junto a un arbusto de vides cargadas de uvas, encarnando el tiempo de la vendimia y del vino, símbolo de transformación y madurez.
Invierno se caracteriza por tonos fríos, árboles desnudos y un paisaje nevado. Un hombre con un laúd, envuelto en una capa, se sienta junto a un bosque de árboles negros y casas con tejado blanco, evocando la quietud, el recogimiento y el sentido de melancolía típicos de la estación fría.
Una invitación a la reflexión:
La obra no se limita a representar las estaciones de modo estático, sino que invita al observador a contemplar el tiempo como un ciclo continuo, en el que cada fase de la vida tiene su belleza y su significado. La combinación de colores vivos y oscuros, la transición fluida entre las estaciones y la presencia de personajes misteriosos dan a la escena un aura poética, casi de cuento.
Conclusión:
“Las 4 Estaciones” es un cuadro que expresa armonía y reflexión, sugiriendo cómo el paso del tiempo forma parte de un equilibrio natural. Gracias a una técnica refinada y al uso de detalles simbólicos, la obra logra transmitir un sentido de calma y de conexión con la ciclicidad de la naturaleza, invitando al espectador a sumergirse en la belleza del cambio.