FLORES
1977, 40x50cm, Témpera sobre lienzo y fijador brillante

La simplicidad de un ramo de flores nos recuerda que no debemos preocuparnos siempre por cómo lo haremos, cómo sobreviviremos. Hay quien piensa en ellas y también para nosotros es lo mismo.
La obra “Flores”, realizada en 1977 con témpera sobre lienzo y fijador brillante, es un cuadro que celebra la belleza y la simplicidad de la naturaleza. El ramo de flores, protagonista absoluto de la escena, se distingue por la delicadeza de las margaritas blancas con centros dorados y de las pequeñas flores azules, que destacan sobre el fondo verde difuminado.
Composición y atmósfera:
El artista ha elegido representar un bouquet que parece casi flotar, como suspendido en una atmósfera de serenidad. Las margaritas, con sus pétalos ligeros y tallos curvados, dan una sensación de naturalidad y espontaneidad, mientras que las flores azules, con su tonalidad intensa, añaden un toque de profundidad y contraste. En el lado derecho, pequeños capullos rosados confieren mayor dulzura a la composición. El fondo, con sus pinceladas difuminadas de verde y amarillo, crea un efecto suave y envolvente, haciendo resaltar las flores y amplificando la sensación de armonía. El uso de la luz es delicado: las sombras ligeras y los reflejos apenas insinuados aportan tridimensionalidad sin sobrecargar la escena.
Significado y sensación transmitida:
El cuadro transmite una sensación de paz y ligereza, una invitación a detenerse un momento y apreciar las pequeñas cosas de la vida. La elección de pintar flores silvestres, en lugar de composiciones más elaboradas, evoca un concepto de simplicidad y confianza, como sugiere la reflexión del artista: no debemos preocuparnos siempre por todo, porque existe un equilibrio natural que cuida de nosotros, exactamente como ocurre con las flores.
Conclusión:
“Flores” es una de esas obras que, una vez colgadas en la pared, acompañan nuestra vida cotidiana con discreción y dulzura. Su presencia en un ambiente doméstico aporta un toque de serenidad y calidez, como un recordatorio silencioso de la belleza que nos rodea.

La simplicidad de un ramo de flores nos recuerda que no debemos preocuparnos siempre por cómo lo haremos, cómo sobreviviremos. Hay quien piensa en ellas y también para nosotros es lo mismo.
La obra “Flores”, realizada en 1977 con témpera sobre lienzo y fijador brillante, es un cuadro que celebra la belleza y la simplicidad de la naturaleza. El ramo de flores, protagonista absoluto de la escena, se distingue por la delicadeza de las margaritas blancas con centros dorados y de las pequeñas flores azules, que destacan sobre el fondo verde difuminado.
Composición y atmósfera:
El artista ha elegido representar un bouquet que parece casi flotar, como suspendido en una atmósfera de serenidad. Las margaritas, con sus pétalos ligeros y tallos curvados, dan una sensación de naturalidad y espontaneidad, mientras que las flores azules, con su tonalidad intensa, añaden un toque de profundidad y contraste. En el lado derecho, pequeños capullos rosados confieren mayor dulzura a la composición. El fondo, con sus pinceladas difuminadas de verde y amarillo, crea un efecto suave y envolvente, haciendo resaltar las flores y amplificando la sensación de armonía. El uso de la luz es delicado: las sombras ligeras y los reflejos apenas insinuados aportan tridimensionalidad sin sobrecargar la escena.
Significado y sensación transmitida:
El cuadro transmite una sensación de paz y ligereza, una invitación a detenerse un momento y apreciar las pequeñas cosas de la vida. La elección de pintar flores silvestres, en lugar de composiciones más elaboradas, evoca un concepto de simplicidad y confianza, como sugiere la reflexión del artista: no debemos preocuparnos siempre por todo, porque existe un equilibrio natural que cuida de nosotros, exactamente como ocurre con las flores.
Conclusión:
“Flores” es una de esas obras que, una vez colgadas en la pared, acompañan nuestra vida cotidiana con discreción y dulzura. Su presencia en un ambiente doméstico aporta un toque de serenidad y calidez, como un recordatorio silencioso de la belleza que nos rodea.