EL ARCA DE NOÉ
1978, 50x60cm, Óleo brillante sobre lienzo

El arca de Noé, uno de los relatos más célebres de la Biblia, representado con vivacidad y riqueza de detalles, mostrando el embarque de los animales antes del diluvio universal.
“El Arca de Noé” de 1978, representa una vívida y colorida interpretación del relato bíblico al que hace referencia el título. En el centro de la composición se erige el arca, una gran embarcación de madera con una estructura en forma de casa en la parte superior. El arca está situada en un curso de agua azul que se extiende hacia el horizonte, donde se funde con el mar. En la nave y a su alrededor, una multitud de animales se mueve en parejas: cebras, leones, elefantes, jirafas, hipopótamos, camellos y muchos otros, todos dispuestos de manera que crean una escena dinámica y llena de vida.
En la parte central del arca se puede notar una figura humana que presumiblemente representa a Noé, ocupado en coordinar el embarque de los animales. Algunos animales ya están subiendo a bordo utilizando una rampa de madera, mientras otros esperan su turno en tierra firme. Las orillas del curso de agua se caracterizan por una vegetación exuberante y colorida, con palmeras, árboles frondosos y plantas tropicales. En el fondo se vislumbran pequeñas casas o cabañas con tejados rojos, distribuidas en ambas orillas, y un cielo azul con suaves nubes blancas que sugiere la llegada del inminente diluvio.
La escena es rica en detalles y bulliciosa de actividad, con animales de diferentes especies que interactúan entre sí en una atmósfera de ordenada confusión, típica de un gran evento en curso.
Técnica pictórica:
La obra está realizada con la técnica del óleo brillante sobre lienzo, como indica la didascalia (“óleo brillante sobre lienzo - 1978”). La superficie luminosa y brillante confiere a la escena una cualidad vívida y casi de cuento. La composición se caracteriza por un uso audaz y vívido de los colores: azules intensos para el agua, verdes brillantes para la vegetación, amarillos y ocres para las tierras, y una variedad de tonalidades para representar la diversidad de los animales.
El estilo pictórico evoca el arte naif o primitivo, con una representación de los elementos que privilegia la expresividad y la narración frente al realismo anatómico o la perspectiva académica. Las figuras están delineadas con contornos nítidos y colores planos, dando a la obra un aspecto casi ilustrativo. La perspectiva es intuitiva más que científica, permitiendo al artista representar más eventos y detalles simultáneamente, según una narración visual que recuerda las miniaturas medievales o el arte popular.
Elementos simbólicos y significados ocultos:
El tema del Arca de Noé es intrínsecamente simbólico, representando temas universales de salvación, renovación y armonía entre las criaturas vivientes. La obra añade niveles adicionales de lectura a través de específicas elecciones compositivas y detalles.
La pacífica coexistencia de depredadores y presas (leones y cebras, por ejemplo) simboliza el ideal de un mundo armonioso donde las leyes naturales de la supervivencia están temporalmente suspendidas en vista de un bien superior. Esta imagen de convivencia pacífica evoca la visión profética bíblica de un tiempo en que “el lobo morará junto al cordero”.
El agua, elemento central en la composición, representa tanto la destrucción (el diluvio inminente) como la purificación y la renovación. Su extensión hacia el horizonte sugiere la universalidad del relato y su relevancia atemporal.
Conclusión:
“EL ARCA DE NOÉ” es una obra que reinterpreta un relato bíblico fundamental con un estilo vívido y personal que combina elementos naif con una rica simbología. La escena, bulliciosa de vida y detalles, invita al observador a explorar cada rincón de la composición, descubriendo continuamente nuevos elementos e interacciones entre los personajes. La atmósfera general de la obra transmite un sentido de esperanza y maravilla más que la gravedad del diluvio inminente, subrayando el aspecto salvífico del relato bíblico.

El arca de Noé, uno de los relatos más célebres de la Biblia, representado con vivacidad y riqueza de detalles, mostrando el embarque de los animales antes del diluvio universal.
“El Arca de Noé” de 1978, representa una vívida y colorida interpretación del relato bíblico al que hace referencia el título. En el centro de la composición se erige el arca, una gran embarcación de madera con una estructura en forma de casa en la parte superior. El arca está situada en un curso de agua azul que se extiende hacia el horizonte, donde se funde con el mar. En la nave y a su alrededor, una multitud de animales se mueve en parejas: cebras, leones, elefantes, jirafas, hipopótamos, camellos y muchos otros, todos dispuestos de manera que crean una escena dinámica y llena de vida.
En la parte central del arca se puede notar una figura humana que presumiblemente representa a Noé, ocupado en coordinar el embarque de los animales. Algunos animales ya están subiendo a bordo utilizando una rampa de madera, mientras otros esperan su turno en tierra firme. Las orillas del curso de agua se caracterizan por una vegetación exuberante y colorida, con palmeras, árboles frondosos y plantas tropicales. En el fondo se vislumbran pequeñas casas o cabañas con tejados rojos, distribuidas en ambas orillas, y un cielo azul con suaves nubes blancas que sugiere la llegada del inminente diluvio.
La escena es rica en detalles y bulliciosa de actividad, con animales de diferentes especies que interactúan entre sí en una atmósfera de ordenada confusión, típica de un gran evento en curso.
Técnica pictórica:
La obra está realizada con la técnica del óleo brillante sobre lienzo, como indica la didascalia (“óleo brillante sobre lienzo - 1978”). La superficie luminosa y brillante confiere a la escena una cualidad vívida y casi de cuento. La composición se caracteriza por un uso audaz y vívido de los colores: azules intensos para el agua, verdes brillantes para la vegetación, amarillos y ocres para las tierras, y una variedad de tonalidades para representar la diversidad de los animales.
El estilo pictórico evoca el arte naif o primitivo, con una representación de los elementos que privilegia la expresividad y la narración frente al realismo anatómico o la perspectiva académica. Las figuras están delineadas con contornos nítidos y colores planos, dando a la obra un aspecto casi ilustrativo. La perspectiva es intuitiva más que científica, permitiendo al artista representar más eventos y detalles simultáneamente, según una narración visual que recuerda las miniaturas medievales o el arte popular.
Elementos simbólicos y significados ocultos:
El tema del Arca de Noé es intrínsecamente simbólico, representando temas universales de salvación, renovación y armonía entre las criaturas vivientes. La obra añade niveles adicionales de lectura a través de específicas elecciones compositivas y detalles.
La pacífica coexistencia de depredadores y presas (leones y cebras, por ejemplo) simboliza el ideal de un mundo armonioso donde las leyes naturales de la supervivencia están temporalmente suspendidas en vista de un bien superior. Esta imagen de convivencia pacífica evoca la visión profética bíblica de un tiempo en que “el lobo morará junto al cordero”.
El agua, elemento central en la composición, representa tanto la destrucción (el diluvio inminente) como la purificación y la renovación. Su extensión hacia el horizonte sugiere la universalidad del relato y su relevancia atemporal.
Conclusión:
“EL ARCA DE NOÉ” es una obra que reinterpreta un relato bíblico fundamental con un estilo vívido y personal que combina elementos naif con una rica simbología. La escena, bulliciosa de vida y detalles, invita al observador a explorar cada rincón de la composición, descubriendo continuamente nuevos elementos e interacciones entre los personajes. La atmósfera general de la obra transmite un sentido de esperanza y maravilla más que la gravedad del diluvio inminente, subrayando el aspecto salvífico del relato bíblico.