EL ÁRBOL DE LAS CIGÜEÑAS
1990, 50x70cm, Óleo brillante sobre lienzo

Autorretrato del pintor y su esposa, con su hija recién nacida.
“El Árbol de las Cigüeñas” es una pintura al óleo brillante sobre lienzo, realizada en 1990, que representa una escena fuertemente simbólica y onírica. La imagen recuerda inmediatamente la icónica secuencia inicial de la película de Disney Dumbo, donde las cigüeñas sobrevuelan el cielo para entregar los recién nacidos a sus familias. Sin embargo, en esta obra la idea se transforma y se vuelve aún más surrealista: en lugar de transportar a los niños a sus destinos, las cigüeñas los dejan en los árboles, creando una especie de vivero celeste, un lugar suspendido entre el mundo terrenal y el espiritual, donde las nuevas vidas esperan ser acogidas.
En el centro de la escena se erige un gran árbol, de ramas retorcidas y florecidas de rosa, poblado por recién nacidos y cigüeñas. Sobre un majestuoso caballo blanco, símbolo de pureza y nobleza, se sienta una mujer con un niño en brazos, cuya mirada expresa serenidad y dulzura maternal. A su lado, un hombre vestido con un largo abrigo negro y con las manos en los bolsillos observa la escena con una actitud orgullosa y protectora, representa al padre de la familia. A los pies de la pareja, un león dorado camina a lo largo del tronco del árbol, símbolo de fuerza, valentía y protección. El cielo está animado por cigüeñas en vuelo que vigilan el nacimiento y el destino de los niños, mientras los pequeños seres humanos se sientan pacíficamente en las ramas, en una espera suspendida y fuera del tiempo. El paisaje de fondo, con suaves colinas y tonalidades cálidas, contribuye a dar a la atmósfera un aire casi de cuento de hadas.
Técnica pictórica:
El artista utiliza una técnica pictórica detallada y luminosa, con pinceladas precisas y un uso sabio del óleo brillante, que confiere vivacidad a los colores. El árbol está representado con extremo cuidado, con una corteza blanca que resalta sobre el fondo y flores rosas que añaden delicadeza. Los rostros de los personajes son realistas, mientras que el paisaje y los animales tienen un aspecto más simbólico, acentuando la naturaleza onírica de la obra. Los colores juegan un papel fundamental: el blanco del caballo y del árbol sugiere pureza y sacralidad, el rosa de las flores evoca el nacimiento y la dulzura, mientras que el ocre del terreno y el azul del cielo crean un contraste armónico entre tierra y cielo. El león dorado se yergue con orgullo, mientras las figuras rojas rompen el equilibrio cromático, creando un punto de tensión visual y conceptual.
Significados ocultos y simbolismo:
La obra es una celebración de la vida, del nacimiento y de la protección familiar, pero también un viaje simbólico a través del ciclo de la existencia.
- El árbol representa la vida y la fertilidad, un lugar de nacimiento y crecimiento.
- Las cigüeñas están tradicionalmente asociadas a la maternidad y al destino de los recién nacidos. Aquí parecen tener un papel activo en la distribución de las almas a sus futuros padres.
- Las figuras rojas: simbolizan peligros, adversidades o fuerzas desconocidas que influyen en el destino.
Conclusión:
El Árbol de las Cigüeñas es una obra de fuerte impacto visual y simbólico, que une elementos de cuento de hadas, oníricos y metafísicos en una narración universal sobre el nacimiento y el ciclo de la vida. La combinación de realismo y simbolismo, unida al uso sabio del color, crea una atmósfera suspendida entre sueño y realidad. Si por un lado la escena transmite serenidad y protección, por otro deja espacio a interrogantes más profundos sobre el destino, el crecimiento y las fuerzas que gobiernan la vida, haciendo que la obra esté abierta a múltiples interpretaciones.

Autorretrato del pintor y su esposa, con su hija recién nacida.
“El Árbol de las Cigüeñas” es una pintura al óleo brillante sobre lienzo, realizada en 1990, que representa una escena fuertemente simbólica y onírica. La imagen recuerda inmediatamente la icónica secuencia inicial de la película de Disney Dumbo, donde las cigüeñas sobrevuelan el cielo para entregar los recién nacidos a sus familias. Sin embargo, en esta obra la idea se transforma y se vuelve aún más surrealista: en lugar de transportar a los niños a sus destinos, las cigüeñas los dejan en los árboles, creando una especie de vivero celeste, un lugar suspendido entre el mundo terrenal y el espiritual, donde las nuevas vidas esperan ser acogidas.
En el centro de la escena se erige un gran árbol, de ramas retorcidas y florecidas de rosa, poblado por recién nacidos y cigüeñas. Sobre un majestuoso caballo blanco, símbolo de pureza y nobleza, se sienta una mujer con un niño en brazos, cuya mirada expresa serenidad y dulzura maternal. A su lado, un hombre vestido con un largo abrigo negro y con las manos en los bolsillos observa la escena con una actitud orgullosa y protectora, representa al padre de la familia. A los pies de la pareja, un león dorado camina a lo largo del tronco del árbol, símbolo de fuerza, valentía y protección. El cielo está animado por cigüeñas en vuelo que vigilan el nacimiento y el destino de los niños, mientras los pequeños seres humanos se sientan pacíficamente en las ramas, en una espera suspendida y fuera del tiempo. El paisaje de fondo, con suaves colinas y tonalidades cálidas, contribuye a dar a la atmósfera un aire casi de cuento de hadas.
Técnica pictórica:
El artista utiliza una técnica pictórica detallada y luminosa, con pinceladas precisas y un uso sabio del óleo brillante, que confiere vivacidad a los colores. El árbol está representado con extremo cuidado, con una corteza blanca que resalta sobre el fondo y flores rosas que añaden delicadeza. Los rostros de los personajes son realistas, mientras que el paisaje y los animales tienen un aspecto más simbólico, acentuando la naturaleza onírica de la obra. Los colores juegan un papel fundamental: el blanco del caballo y del árbol sugiere pureza y sacralidad, el rosa de las flores evoca el nacimiento y la dulzura, mientras que el ocre del terreno y el azul del cielo crean un contraste armónico entre tierra y cielo. El león dorado se yergue con orgullo, mientras las figuras rojas rompen el equilibrio cromático, creando un punto de tensión visual y conceptual.
Significados ocultos y simbolismo:
La obra es una celebración de la vida, del nacimiento y de la protección familiar, pero también un viaje simbólico a través del ciclo de la existencia.
- El árbol representa la vida y la fertilidad, un lugar de nacimiento y crecimiento.
- Las cigüeñas están tradicionalmente asociadas a la maternidad y al destino de los recién nacidos. Aquí parecen tener un papel activo en la distribución de las almas a sus futuros padres.
- Las figuras rojas: simbolizan peligros, adversidades o fuerzas desconocidas que influyen en el destino.
Conclusión:
El Árbol de las Cigüeñas es una obra de fuerte impacto visual y simbólico, que une elementos de cuento de hadas, oníricos y metafísicos en una narración universal sobre el nacimiento y el ciclo de la vida. La combinación de realismo y simbolismo, unida al uso sabio del color, crea una atmósfera suspendida entre sueño y realidad. Si por un lado la escena transmite serenidad y protección, por otro deja espacio a interrogantes más profundos sobre el destino, el crecimiento y las fuerzas que gobiernan la vida, haciendo que la obra esté abierta a múltiples interpretaciones.